Por Huber Cracogna
Al preguntar a Perón solicitando definición, con la astucia y sarcasmos que utilizaba para sus definiciones, advertía que los peronistas “no son buenos”. La frase, luego de un suspenso silencioso, se completaba con un “los otros son peores”. “Déjenlos gobernar para saber hasta dónde llegan”, sentenciaba el general. Otra sentencia pronunciada en los finales del siglo XIX ajusticiaba a dirigentes políticos que fueron la última estirpe de conductores, político e intelectuales munidos de una preparación superlativa si comparamos con la actualidad. Salvo honrosas excepciones, hoy, los discursos políticos se enarbolan recostados en cuestiones morales como transparencia y honestidad ¿…? Lo cual permite vaticinar sin mucho esfuerzo que en breve nos afiliaremos al partido de La Honestidad y el resto, por falta de cupos, tendrá que afiliarse al partido de Los Deshonesto. Los buenos están siempre en el mismo lado. Los malos, según esta máxima, también.
Con dirigentes que dan lastima apostando solo a mantener la desnaturalizada blancura de sus trajes y una justica cómplice conjuntamente con un periodismo cuyo cash es más barato que corromper jueces y fiscales permite advertir que al final “queda poco por hacer a la hora de elegir”. Un electorado que en su mayoría jamás se hizo cargo de su voto y decisión, explica públicamente y bajo sínica resignación que al final “Todos Son Iguales”. Un proyecto político que endeudó al país en 56 mil millones de dólares y fugó otros 86 mil millones de la misma moneda es igual a otro que invirtió 110 millones de dólares en obra pública, logro achicar la deuda pública internacional comprometiendo apenas un 7 % del PBI fortaleciendo la industria nacional y los parques industriales, con una desocupación que ascendía – 2015 – a 4.9 % construyendo, adema, dos satélites, recuperando soberanía política e independencia económica. Queda claro que frente a 10 libros se antepone la sentencia “son todos iguales”, no podemos menos que señalar sin error y prejuicio práctico que estamos frente a un ANLFABETO.
El extraño sincretismo discursivo que construyó la UCR Reconquista, luego de afiliarse como furgón de cola a JxC en que la honestidad y la transparencias son los valores a defender a la par que, de la mima mesa se escucha propuestas tales como Combatir Y Exterminar Al PERONISMO y en especial, al peronismo K, sujeción analítica no obligó a escribir un editorial titulada “Del Ridículo No Se Vuelve”. Al tiempo que explicaba la particular situación que debió vivir Dionisio Scarpin – senador nacional que dejo sin presupuesto al país – al agradecer al gobierno nacional los 800 millones que le fue otorgado para dotar de infraestructura y logística a un barrio popular de su propia ciudad. Otro tanto podíamos decir de Natalia Capparelli, que levantó esas banderas naturalizadas en soliloquios de obsesión enfermiza; datos y documentos dejaron evidenciar que valiéndose de la presidencia de Comisión de Hacienda y Finanzas del cuerpo deliberativo perdonaba deuda a familias militantes de su partido, en su mayoría, familias acomodadas cuya propiedades se ubican en el micro centro de la ciudad de Reconquista. Hecho registrado en plena campaña electoral cuyos resultados, le permitió renovar su banca de edil.
El escándalo que brota de la comuna de Los Laures, dejando deudas que no solo resultan impagables, sino injustificables, surge de una investigación – auditoría –la presencia de un Concejal – Kreni – de la ciudad norteña que figuraba como ASESOR. Una comuna que no pago ni el boleto rural estudiantil y no construyó una mínima obra resulta difícil explicar la presencia de un asesor oneroso grabando a las arcas del pueblo ubicado sobre ruta 1 de esta provincia. Kreni es parte de los cinco jinetes del apocalipsis que conforma el bloque de JxC en el concejo deliberante de la ciudad de Reconquista y que conduce la misma Natalia Capparelli.
Dirigentes políticos y partidarios a los que resulta un hallazgo escucharlos analizar contextos políticos con argumentos políticos – Se cree en las bondades del mercado o del estado presente – se acoplan discursos violentos y estigmatizantes propios de sinos goebbelianos. En la chatura y mediocridad se garantiza golpes de efectos que permiten ganar campañas. La realidad y el tiempo dejan al desnudo que la sentencia del general trascendió los tiempos y las décadas. “Déjenlos gobernar y sabrán adonde llegan”.