Con títulos y estrategias marketineras ilustradas en frases huecas, se anunció el comienzo de “La Ciudad Del Futuro” destinada a cumplir con un objetivo que solo funciona en la hipocresía política, la complicidad de los cobardes y la vergonzosa protección mediática. La municipalidad de Avellaneda ponía en marcha la exigencia de una tasa especial en la que al vecino se le cobra para financiar el tratamiento de residuos y basura. Una ordenanza rayana en lo ilegal que obliga a sostener una estructura inexistente: la ciudad de Avellaneda tiene basurales a cielo abierto – lo prohíbe la ley – donde además, se quema basura inundando de humo y contaminación a gran parte de barrios ubicados al ESTE de la ciudad en la que viven dos SENADORES, dignidades si las hay, en la actualidad política.
Una nota publicada en www.norteobligado.com cuyo título desnudaba la hipocresía y la estafa – Se Quema El Modelo – corrió el velo del silencio social obligando a funcionarios municipales de Avellaneda a dar explicaciones ante tanta irresponsabilidad manifiesta, peligrosidad social y sanitaria. El secretario de servicios públicos invitó a un concejal del PRO a recorrer juntos los basurales solicitándole alguna sugerencia ante el problema. Lo que no explicó o no pudo explicar, es la presencia de dos basurales a cielo abierto y quemas que inundan de humo a gran parte del barrio Don Pedro, descontando la contaminación y peligrosidad de gases tóxicos que emanan de focos ígneos. Para Hugo Bernardis, el problema “son los vecinos que no controlan donde tiran cigarrillos mal apagados”. Un CARADURA de proporciones que habrá que buscar en varios estamentos y despachos oficiales para igualar su original catadura y desvergüenza.
Tanto el concejal denunciante – PRO – como el funcionario municipal – Bernardis – son parte de un viejo problema del que nadie expuso y nadie denuncio no existiendo siquiera un proyecto destinado a resolver una vieja controversia a pesar de la existencia de leyes que ponen limite y desnuda una situación promiscua que se enjuaga en la hipocresía política, el oportunismo mediocre de algunos dirigentes y el miedo social que aún existe en una sociedad que se siente amenazada en cada oportunidad que levanta la voz para reclamar ante el avasallamiento de sus derecho y dignidad. Sigue eligiendo el silencio cómplice y la mentira de los medios de comunicación como arma en defensa propia.
La llamada ciudad del futuro – AVELLANEDA – registra un 40 % de su población viviendo bajo la línea de pobreza, barrios marginados y otros barrios violentos en la que la policía no puede ingresar. Una dirigencia política que responde al oficialismo que, como única estrategia de perpetuidad, persigue opositores y mal trata a pobres no combatiendo la pobreza, sino, estigmatizando su marginalidad. Desde años cobra una tasa municipal con la que le puso nombre identitario a su ciudad – ciudad del futuro – legitimando una estafa institucional por no respetar las leyes y, tributaria, por cobrar por un servicio que lejos está de honrarlo.