La Reactivación Cardiopulmonar es un procedimiento fundamental en caso de paro cardiorespiratorio y su correcta aplicación salva vidas.
La rápida y eficaz acción con la que el colectivero de la línea 161 le salvó la vida a un pasajero recordó la de manejar la técnica de Reactivación Cardiopulmonar (RCP), para lo cual hay que seguir cientos pasos.
El principal factor en caso de necesitar reanimar a alguien es la capacitación. “Es recomendable para la población en general realizar un curso de RCP y uso de DEA (Desfibrilador Externo Automático), que ofrece entrenamiento y práctica de habilidades sobre maniquíes que nos preparan para realizar una asistencia con mayor seguridad y eficacia”, explicó el doctor Silvio Aguilera, titular de Fundación Emergencias.
En cuanto a las acciones a seguir en caso de un desvanecimiento, debe evaluarse si se trata de un paro cardiorrespiratorio. De este modo hay que llamar al caído y sacudirlo. Si no hay respuesta, hay que descubrir el tórax de la víctima a fin de chequear si respira.
Si el paciente no respira, hay que llamar a una ambulancia y pedir un DEA, que es un dispositivo portátil seguro y preciso preparado para que lo use cualquier persona entrenada. Su uso triplica las chances de sobrevida de la víctima.
Para aplicar la RCP hay que arrodillarse al costado cerca del tórax de la persona y trazar una línea imaginaria entre sus pezones. Luego apoyar el talón de una mano sobre el centro del pecho sobre el esternón y la otra encima, entrelazando los dedos.
Luego hay que inclinarse hacia adelante con los brazos extendidos y los hombros sobre el nivel de las manos para iniciar las compresiones sobre el tórax, a razón de 100 a 120 veces por minuto. El tórax debe contraerse cinco centímetros y volver a su posición entre compresión y compresión.
Por último, continuar con las compresiones fuertes y rápidas alternando con alguna otra persona para evitar que el cansancio afecte el proceso.
Luego hay que esperar hasta que llegue el DEA o el auxilio de la emergencia médica que comenzará a practicar resucitación cardiopulmonar avanzada. Si el paciente comienza a hablar, se mueve o respira con normalidad, se pueden detener las maniobras.