La oficial Nadia Sopérez es una de los seis policías detenidos, imputados de graves delitos presuntamente cometidos cuando prestaban servicios en la zona de Rincón.
Nadia Lucrecia Sopérez tiene 36 años y es subcomisario de la Policía provincial. Está presa desde hace un año, acusada de cometer gravísimos delitos cuando estaba al frente del Comando Radioeléctrico en la zona de San José del Rincón. El fiscal le hizo 41 imputaciones en esta causa, que tiene además como sospechosos a otros cinco uniformados que estaban bajo el mando de la mujer.
Nadia era subjefa del Comando de la Costa. El fiscal Ezequiel Hernández sostiene que ella lideraba “una banda” de policías que se aprovechaba de su autoridad para cometer todo tipo de abusos durante los operativos de calle.
“Ninguno de los hechos es cierto. Nosotros trabajábamos. A mí me mencionan como la jefa de una banda y eso es indignante. Nosotros nos constituíamos en los lugares a requerimiento del 911, a raíz de avisos telefónicos. Todos los procedimientos quedaron registrados, con el número de abonado que llamó en ese momento para hacer la denuncia. Siempre actuábamos dentro de la ley. Le dábamos intervención al fiscal en turno y a la defensa pública, porque todo sospechoso tiene derecho a un abogado. Por qué no iniciaron en ese momento acciones de oficio si había irregularidades. A las denuncias las hace el fiscal un año después”, se quejó la oficial.
“A mí nunca me citaron. Me imputan de robo, pero nunca allanaron mi domicilio. Tampoco a mis compañeros. Las únicas pruebas que tiene el fiscal son testimonios de aprehendidos y de algún familiar o conocido. Con eso nos tienen en prisión preventiva desde enero. Nosotros tenemos pruebas fehacientes que demuestran que nada de eso pasó, que no hubo torturas, ni robo, ni abusos. Todo eso va a quedar bien en claro durante el juicio oral. Los denunciantes son de la zona y tienen antecedentes por tentativa de homicidio, homicidio, robo. Fueron aprehendidos por nosotros en esos procedimientos que ahora se investigan, pero después recuperaron la libertad y no hubo persecución de ningún tipo. No los detuvimos más. No obstante, de los once, nueve hoy están presos por otras causas similares”, aseguró la mujer.
Sopérez expresó su deseo de que el juicio oral se realice lo antes posible. “Los denunciantes me van a tener que explicar. Yo no entiendo. Van a tener que probar lo que denunciaron. Yo cumplía con mi deber. Siempre le dimos intervención a los médicos policiales. Todos los detenidos eran examinados por los médicos luego de cada procedimiento. Los elementos que secuestrábamos, ya sean armas de fuego u otros elementos de dudosa procedencia, siempre eran trasladados con ‘cadena de custodia’, tal como lo establece el código de procedimiento. Todo era entregado en la Comisaría. Todo está documentado”, enfatizó.
Sobre la actuación del fiscal de la causa, la imputada dijo: “Yo entiendo. No tengo nada personal contra él. Está haciendo su trabajo. No tengo rencor. Sólo quiero que se aclare la situación cuanto antes. Él ha atendido a mis familiares y lo hizo muy bien”. No obstante, opinó que su investigación “no es objetiva. Nosotros siempre dábamos intervención a las dependencias correspondientes… ya sea la Sub 6a, la Sub 20a o la comisaría de Rincón. También a veces participaban compañeros de otras reparticiones. Sus nombres también figuraban en esas actas, pero se ensañaron sólo con nosotros”.
Sopérez está convencida de que las denuncias tienen que ver con el trabajo que estaban realizando en la zona de la Costa. “Evidentemente, nuestra actuación molestó a alguien. Nosotros le dábamos respuesta a la gente. Para mí era más fácil cruzar los brazos. Yo vivo en Rincón. Todos me conocen. Yo iba a los procedimientos. La gente me tenía confianza y me daba información. Mis superiores sabían cada paso que daba, porque yo lo comunicaba por un grupo de mensajería. Muchas veces fui felicitada por mi tarea”, manifestó.
Sufrimiento
“Lo que nos pasó a nosotros obviamente condiciona a los policías que están hoy en nuestro lugar. ¿Qué seguridad tienen ellos para trabajar? Yo haría lo mismo. No actuaría más. Es más, no sé si voy a volver a trabajar. Quiero regresar, pero no así. No quiero volver a ver sufrir a mi familia”, expresó.
En abril, Nadia comenzó con un cuadro de depresión, por lo que desde entonces está bajo tratamiento psiquiátrico. “Hoy estoy un poco más tranquila, muy segura de que se va a hacer justicia. Me gustaría hablar con el doctor Hernández y preguntarle por qué nunca habló antes conmigo. Yo era auxiliar de la Justicia. Trabajaba para él. Por qué nunca me llamó para decirme que no estaba haciendo bien mi trabajo. Me vinieron a detener a mi casa por hechos que habían ocurrido un año atrás. Ya pasaron diez meses y seguimos igual”, reflexionó la mujer policía.
“Hoy cobramos el 25 por ciento del sueldo (ver aparte: “Pasiva”), por la situación que estamos pasando. Yo soy soltera, pero mis compañeros tienen familia, hijos chicos. Están atravesando una situación económica terrible. Sus chiquitos lloran porque quieren a sus padres en casa. Quiero que se agilice el proceso. Yo estoy en mi casa, con prisión domiciliaria, pero quiero que mis compañeros estén con sus familias.