A partir de la presidencia del cuerpo deliberativo de Villa Ocampo a instancia del Concejal Volkart, lejos de fortalecer el proyecto de la oposición, solo dejó entrever y ampliar las fisuras de un propósito partidario que avanza bajo consignas electoralistas, sin haberse detenido en la formación y fortaleza del armado de equipos políticos y despojado de proyectos que hayan convidado atento al compromiso de huestes partidarias, certezas de dirigentes y el acompañamientos de minorías sociales que haya habido de ser coronados con el éxito de un triunfo electoral.
En una propuesta que persigue nobles objetivos en rigor de una sensible problemática social, en el tratamiento y abordaje – “Declaratoria De Emergencia Alimentaria” -, no dejó de evidenciarse falta de cintura política, internas que se enfatizan dentro del propio peronismo y ausencia de estrategias en la construcción de liderazgos desde cuyos procesos de poder ni siquiera han servido las bases que se propalaron en la última campaña electoral. En la asunción de cualquier proceso de poder – control del Concejo Deliberante -, inevitablemente, se muestras fortalezas del mismo modo, que debilidades y desorientaciones.
En la noche del miércoles y luego de apoyar el pedido de “Declaratoria De Emergencia Alimentaria” presentada por la oposición, ambos concejales oficialistas – Mana y Marega – no aprobaron el tratamiento sobre tabla que, solicitando mayores datos sobre la pobreza, prometieron su procedimiento privilegiado en Sesión en Comisión el martes venidero. Ambos Ediles, se quejaron – off de recorder – de no haber sido previamente convocados por el bloque justicialista y de pretender imponer el tratamiento por forza partidaria llevándose por delante al omitir acuerdos previos con el que puedo haber logrado un resultado distinto al arrojado en la noche del miércoles en el recinto deliberativo. Dignidad política y resultados electorales favorables al oficialismo que, a riesgo de sortear costos políticos, se plantaron con el 30 % del poder legislativo demostrando que el diálogo y consenso son necesario para acordar en reemplazo de simples tiranías de números – bancas – impuestas que sepultan cualquier debate y razonabilidad deliberativa. La propuesta imperante quedó trunca quedando la oposición saboreando el amargo trago de no haber logrado el cometido esperado.
A poco de finalizar la sesión se presenta un señor que se identifica con el perfil editorial que controla el holding televisivo local reclamando compromiso a todo el cuerpo deliberativo al acusar que “nada se hizo ante el pedido de 100 trabajadores que hace 30 años están esperando cobrar la afamada quiebra de Welber LTDA”. En contraste con su nuevo proclamar en la que el mismo “comunicador” hubo de pronunciar editoriales que descalificaron a los manifestantes tratándolos de atorrantes y oportunistas, el mismo señor, cuatro años después acusó al concejo de no haber hecho nada por solucionar el sonado tema. Es oportuno explicar al mismo señor que el reclamo, si bien es social, el nudo gordiano se dirime en el poder judicial desde donde el ámbito legislativo – Concejo Deliberante – no tiene ni debe tener injerencia alguna. Los principios republicanos impiden legalmente la sumisión de un poder sobre otro. Detalle que el mismo señor, tras sus propias contradicciones y prepotente ignorancia, parece desconocer brutalmente.
Ante la increpancia del señor en cuestión todo el cuerpo se mostró molesto por lo sucedido haciendo la clásica lectura consistentes en que “estaban siendo objeto de una torpe compulsa” desde una grietas y divisiones en la que el propio peronismo está inmerso sin importar las apariencias de los conflictos que genera. “A este tipo lo mando……. fulano”, se escuchó en los pasillos del Concejo con sesgos de indignación de quienes se sintieron burlados y salpicados en una interna al que no pertenecen ni les interesa formar parte.