Las estirpes hegemónicas que instauraban interminables dinastías solían ser bendecidas por declamaciones oraculares que, al ser sobornados con generosos regalos, legitimaban tiranías en nombre de prosperidad al pueblo y expansiones de sus dominios territoriales. La ambigüedad y sus vaticinios oscuros, servían tanto para un barrido de igual modo que para un fregado. Transcurrieron miles de años, sin embargo, los poderes feudales y aun en democracia, siguen estableciendo paradigmas, engañando esperanzas y avasallando pueblos.
Ningún poder en nombre de un señor que, agenciándose 30 años ocupando cargos electivos, aunque tatuándose colores y pertenencias variopintas, munidos de “votos” y una desairada “legalidad popular”, no deja de interpelarnos ante la tiranía impuesta por ilegitimadas “mayorías”, que engendra odiosas munificencias a Poderes Absolutos avasallando derechos y amputando retribuciones a sus gobernados.
El sonado caso del niño de 7 años violado en una escuela albergue en la localidad de Gato Colorado – Departamento 9 de Julio – a poco de ser publicada y amplificada su repercusión en medios provinciales y nacionales, surgieron de inmediato testimonios que dan cuenta, con escalofriante horror, que tales prácticas son mas que habituales y el silencio temeroso de la gente, naturalizaba el terror de niños de varias generaciones.
La escuela citada en infinidad de editoriales dio cuenta de que la matricula educativa nunca supero los 10 alumnos. Estaban nombrados 5 personal – entre docente y no docente – encargados de dar clases, atender a los niños y del mantenimiento del pequeño establecimiento educativo. Es llamativo que la matricula, apenas duplica al personal nombrado. Allí fue violado un niño que pidió ayuda en cada oportunidad en que fue abordado sexualmente por tres alumnos y nadie pudo escucharlos. Una niña declaró que pidió ayuda a los docentes y tampoco fue escuchada ni considerada. Durante toda esa semana, ningún docente y personal del establecimiento noto nada extraño. Sus padres al recogerlo el viernes, ultima semana de internación, recibieron a su hijo en estado de Evidente Shock Emocional Y Psicológico, además de fuertes dólares en su pequeño cuerpo. Sus gritos desesperante, durante y después, jamás nadie escuchó.
La clara complicidad del personal y su inclemente permeabilidad frente a tamaña aberración, no solo para evitar una desgracia sino, advertirla, responde sin temor a extravagantes suspicacias, que el personal nunca fue ajeno a los hechos, y tales prácticas eran habituales y naturalizadas. Luego de una larga y dolorosa semana vivida por los padres del niño, los resortes ministeriales de Santa Fe se dignaron a aplicar protocolos cuya dilación estaban claramente destinada a silenciar cualquier reclamo y desalentar cualquier denuncia.
Aunque el ministerio y luego de un escándalo mediático nacional y de proporciones, al cabo de 10 días de la denuncia policial, pidieron hablar con los padres ofreciendo asesoramiento, contención y humanidad. Queda aún por advertir los dilatados tiempos de la justicia, de la que no se sabe el nombre del fiscal, el juez, ni la caratula y lo que es peor, jamás llamó a declarar ni a las victimas ni a victimarios. Miércoles 26 de marzo, se supo por medios capitalinos que la gestión provincial decidido la intervención de la entidad educativa y tres miembros del personal fueron apartados del cargo. Es lo único que, en materia de justicia ante el aberrante caso, se tomó medidas cercanas a emparentar con sesgos disciplinarios.
No es descabellado y discurriendo con datos evidente consistentes en que los senadores son quienes nombran en puestos claves a su gente e incluso, personal afectado al staff provincial en distintos estamentos, que quienes están al frente de delegaciones, supervisiones, fiscales, jueces, juzgados, demás reparticiones estatales y demás correveidiles, obedecen a directivas estrictas del jefe mayor: 9 de Julio/Senador Raúl Gramajo.
Un Feudo Que Lleva 30 Años Con Nombre Y Apellido: enriquecimiento ilícito, denuncias contra la gestión Gramajo que jamás prosperan, persecución política e ideológica, distribución de recursos públicos arbitrarios y discriminativos, ahora se suma una violación a un menor de 7 años que corrió la alfombra sobre lo que era un secreto a voces sobre prácticas consuetudinarias que comprometen seriamente a personal docente y se sospecha de inocultable complicidad y silencio por parte de autoridades pedagógicas y políticas.
El departamento 9 de julio es, claramente, el último eslabón de pobreza, cercenamiento y marginalidad que la provincia de Santa Fe alberga y pretende esconder bajo un discurso plástico, mentiroso y vedettista. Lo cierto es que su histórica marginalidad y sometimiento explica aberraciones, sujeciones y olvido.
Las penas y desdeñes les pertenece a su gente. La prosperidad solo a quienes se prosternan ante los inmundos privilegios.