En sintonía con algunos casos tomados de la televisión capitalina que se suman a deducciones apresuradas y gestadas en hogares un tanto particulares y singulares, pretenden imponer al norte una caracterización que jamás tuvo: la gente aquí no se pierde, nadie las retiene y lejos estamos de alojar asociaciones delincuenciales de raptos o secuestros. El 99 % de los casos denunciados terminan siendo malos entendidos o mala comunicación de la familia. En décadas no se ha registrado un rapto o un secuestro en el norte provincial. No al menos uno que la memoria lo registre.
He aquí que, Hernán Matías Sosa era buscado luego de que su familia perdiera contacto con él. Desde la noche del martes pasado no se tenían noticias de su paradero. Lo último que se sabía era lo que la madre, de apellido Coronel, suministró como información a la policía de Reconquista al momento de realizar la denuncia por pedido de paradero, el miércoles pasado.
En la sede policial la mujer dio cuenta que estuvo con su hijo en su casa de Las Garzas y que luego partió a tomar el colectivo que pasa por la Ruta 11, alrededor de las 20 de la fría noche del día indicado. Antes de subirse al coche de línea que supuestamente lo llevaría a Reconquista le pidió a su madre que le transfiriera 40 mil pesos. De ahí en más, se lo tragó la tierra.
Al no tener más respuestas a mensajes y llamadas, Coronel lo buscó por sus medios en el departamento donde vivía en el barrio Belgrano de Reconquista y en la Tercera Brigada Aérea, su lugar de trabajo como soldado aeronáutico voluntario. En ambos sitios no había rastros de este joven de 20 años.
Lo mismo hizo la policía local trató de hallarlo en su domicilio y también en su destino laboral. Más tarde tomó intervención la Policía de Investigaciones. Durante varios días personal de la fuerza investigativa se abocó a resolver la desaparición, pero sin suerte. Una búsqueda de geolocalización de su celular habría bastado para ubicar la localía de Sosa y desalentar la psicosis social que genera la búsqueda de una persona perdida aturdiendo a toda una región tras la alerta sin sentido en todos los medios de comunicación.
El desenlace se produjo el lunes por la noche al tiempo que Sandra Coronel – madre – avisó a la policía de su pueblo que “había podido comunicarse con su hijo”. En la charla, el soldado le contó que se encontraba en la ciudad de San Marco Sud, provincia de Córdoba, en el domicilio de su SUEGRO, de visita a la casa de su novia.
Su presencia en la ciudad ubicada a 220 kilómetros al sureste de la capital mediterránea fue confirmada por personal policial de la vecina provincia.
“El pibe apareció en Córdoba, en la casa de una novia. Nos hizo laburar tres días al pedo esta familia”, se enojaron en la PDI. Otro perdido que, con alertas rojas y búsquedas estériles, terminan apareciendo en lugares amigables y bien cobijados.
La prensa regional analiza si seguirá poniendo a disposición sus medios en estas alertas que por caracterizaciones son fácilmente advertible que los casos, todos, se tratan de malos entendidos o mala comunicación entre familiares. Deberían aplicarse protocolos de mayor rigor, conforme a no tomarle el pelo a la sociedad y utilizar personal del estado en menesteres que terminan siendo una vana preocupación.