Devaluación: Movimiento De Precios Caída De La Demanda En Mayoristas

La cimbronazo que causa la nueva devaluación del peso en los precios en general, y en los de la canasta básica en particular, comenzó a hacerse sentir en los centros de distribución de la capital chaqueña con dos de sus caras más esperables: el movimiento del valor de los productos, excede a los de primera necesidad, y la depresión aún más marcada en la demanda, por la falta de circulante y la caída del poder adquisitivo de los salarios e ingresos informales que llegan a los bolsillos de la gente.

En una recorrida por los principales mayoristas que operan en la capital provincial, NORTE consultó a los clientes, que expresaron fundamentalmente bronca y resignación, ante una situación que se ha vuelto habitual como es el aumento de los precios.

Por el lado de los comerciantes, hay preocupación. Fundamentalmente porque la demanda no acompaña a los precios y el consumo se resiente: “Lo peor es que esto no tiene que ver con la forma de pago, porque ni siquiera repuntan las ventas con tarjeta, la gente no tiene con qué venir a stokearse”, describieron los responsables de los comercios.

MENOS VENTAS

Desde la mañana de lunes, cuando el precio del dólar alcanzó el irracional techo de los 63 pesos, comenzaron los inconvenientes para los comerciantes que, en principio, debieron lidiar con retaceo de mercadería por parte de la industria. La devaluación se “asentó” en torno al 20% y los precios en los mayoristas acompañaron ese movimiento, salvo en algunos productos puntuales, casi todos de la canasta básica, donde el incremento fue mayor. Más allá de las particularidades de cada comercio, la Cámara chaqueña registró remarcaciones de entre el 15 y el 20%, según expresiones de su presidente que se publican aparte.

La lógica y el espíritu de supervivencia indican que, ante un incremento anunciado en los precios, el consumidor concurre a los centros de venta al por mayor para hacerse de un “stock” que le permita defenderse de futuros movimientos. Sin embargo, por ahora esto no ocurrió, al menos en los comercios visitados por este matutino, ubicados en la rotonda de las rutas 11 y 16, y en el que se encuentra sobre la autovía Nicolás Avellaneda.

La explicación tiene una doble dimensión, según dos responsables de ventas consultados. Por un lado, los clientes han “naturalizado” el hecho de que los precios aumenten, con lo cual, ante sucesos como los del lunes ya no salen desesperados a aprovisionarse.

Pero más importante aún es el hecho de que el asalariado o cuentapropista no tiene capacidad para comprar productos en cantidades que les permitan ponerse a salvo de nuevos aumentos. “En general, la gente viene y se lleva los justo para satisfacer sus necesidades más urgentes; salvo algún pequeño grupo que cuenta con espalda para stockerase, el común de los clientes compra lo que necesita y nada más”, describen.

SEMANA COMPLEJA

El gerente del hipermercado ubicado sobre la ruta nacional 11, a metros de la intersección con la ruta 16, Roberto García, explicó a NORTE que, desde el lunes, “hubo sorpresa tanto en los comerciantes como en los clientes porque si bien son años con inflación constante, nadie esperaba un episodio como el de esta semana”. “Lo que hicimos fue tratar de seguir trabajando normalmente, siendo lo más cautos posibles atentos al contexto que tenemos”, sumó.

En cuanto al comportamiento de los clientes, indicó que “la gente no concurrió masivamente a partir de la devaluación porque si bien puede tener la idea de estoquearse, no tiene el efectivo ni la capacidad financiera para hacerlo”. “Vienen aprovechando eventuales promociones y si bien es cierto que el lunes hubo un impulso en la demanda, con el correr de los días se fue calmando y ahora vemos que la concurrencia es más bien baja”, añadió y cerró: “Vamos a ver qué pasa el fin de semana cuando, en general, repuntan un poco las ventas”.

Ana tiene experiencia en contextos complicados para el bolsillo de la gente de pie. Por eso, descarga su bronca “contra los políticos” porque “esté quien esté es el mismo desastre”. “Vengo a comprar lo que necesito, recorro distintos lugares porque hay cosas que conviene comprar acá y otras que están más baratas en el almacén del barrio, pero en general, la situación es muy difícil, la plata cada vez alcanza para menos y si seguimos así no vamos a poder comprar las cosas básicas”, describe a la vera de la autovía Nicolás Avellaneda.

Juan Carlos también decidió concurrir a ese mayorista en busca de oportunidades. “Vengo una vez al mes y se nota el aumento en algunos precios, pero en otros no”, evalúa. Su impresión es similar a la de su circunstancial compañera de compras: “Uno tiende a resignarse y no espera encontrar los productos al mismo precio, hay que hacerse el tiempo para recorrer distintos lugares y aprovechar las ventajas de cada uno, es imposible hacerse de un stock que te permita ganarla a la inflación”.

Héctor y Amelia viven en el barrio Juan Bautista pero compran en el hipermercado ubicado sobre la ruta nacional 11, sentido a Formosa. Vienen en representación de un gran grupo familiar, en busca de los productos de la canasta básica.

En el “changuito” se ven varios paquetes de fideos, harina, sal, azúcar y pañales. “Hacer este tipo de compras un poco más grandes termina siendo conveniente, pero no siempre tenemos el dinero disponible”, explican.

En cuanto a los precios, advierten que “se nota la suba en algunos más que en otros, pero dentro de todo todavía se puede comprar lo básico”. Al igual que los demás clientes consultados, aseguran que “buscan precios” y recorren “varios lugares” para “hacer rendir un poco más” los recursos de los que disponen.