Ante el 5° año brindando atención a la salud del norte santafesino y anclando en la estreches que separa la abstracción de un derecho que existe sin llegar a concretarse en lo cotidiano, los CAPS edificados en muchas localidades del norte vinieron a establecer, de la mano de un estado, el acceso a una demanda ubicada en clamores populares que solo se respondía desde la demagogia y la dádiva cotidiana.
Villa Ana, Tartagal, Villa Guillermina, entre otras, eran localidades que navegaban en los privilegios reconocidos en el haber sido pueblos forestales en tiempos en que gran parte de la economía del norte surgía de los quebrachos, sus empresas y los grandes centros poblados de la época. El bastión anglosajón expansionista y colonial de la FORESTAL dejó estructuras y paradigmas en todo el norte santafesino. Gobiernos sucesivos legitimados por el voto popular en décadas no pudieron reemplazar esas prestaciones dejando un histórico agujero negro en varia de las responsabilidades de ESTADO para con sus coterráneos. La salud, sin dudas, fue uno de los mitos que se debió reemplazar con prácticas aborígenes y ser amigo del curandero era una forma de garantizar salud en todo el norte.
A mediados del siglo pasado Villa Ocampo tuvo el honor de contar con un hospital de base regional que ante su ubicuidad suponía que albergaba y respondía a tales demandas regionales. Eso explicó que Florencia, El Rabón, San Antonio de Obligado, Tacuarendí, Arrollo Ceibal, Las Garzas y otros pueblos, incluido la ciudad de Las Toscas, justificaran la ausencia de un mínimo dispensario. En muchas de ellas, ocasionales pacientes eran trasladados de urgencia en un remis, en un auto particular o en el auto oficial de la Comuna, llegado el caso. Décadas pasaron naturalizando esta triste y desigual realidad.
Ante la llegada del Socialismo en la provincia y, aunque quedaron promesas en potencial cumplimiento, sus ofertas de campaña relacionados a la salud y enfatizadas como políticas de estado hicieron pie en la construcción de CAPS, nombramientos de mayor numero de profesionales y diversificando especialidades en pueblos en donde no existían ni quiera un dispensarios de barrio. En este contexto, la ciudad de Las Toscas, alojando el mayor número de empresas y trabajadores y contando con mayor riesgo laboral que otras localidades no podía garantizar salud, atención u especialidades en rigor de las exigencias que su crecimiento y desarrollo reclamaban.
La gestión que lleva adelante el actual intendente de la ciudad de Las Tascas, Leandro Chamorro, fue uno de los primeros favorecidos en gestiones que llevaron décadas de reclamos en la provincia y ante numerosos gobernadores mandatos cumplidos. En la presente semana la gestión Chamorro quiso recordar sus primeros 5 años de atención de la salud pública en un hospital que luce y presta atención médica a gran parte de su población y ciudadanos de localidades vecinas atendiendo a más de 4.000 personas – pacientes – en cada mes.
Con casi cuatro años de construcción y comenzado en la gestión de Hermes Binner, el hospital fue inaugurado en la gestión del gobernador Antonio Bonfatti, ambos mandatarios culminaron sus respectivos pasos por la Casa Gris. El efector cubre una superficie de 1575 m2, y cuenta con una total de 15 camas en el sector internación. Fue pensado en su carácter de mediana complejidad que articula actividades y traslados con el hospital de base regional de la ciudad de Villa Ocampo.
La gestión del actual intendente de la ciudad de Las Toscas, Leandro Chamorro, recuerda y celebra contar con una herramienta de salud que en su funcionalidad no es otra cosa que el reconcomiendo de un derecho diezmado y postergado por décadas en todo nuestro norte santafesino.