Casi la mitad de los argentinos arrastra deudas por compras realizadas con tarjetas de crédito o por haber obtenido préstamos personales que, por la crisis en la economía y el enorme salto que dieron las tasas de interés, son cada vez más difíciles de pagar. Se estima que un 48 por ciento de la población tiene obligaciones contraídas por el uso de los plásticos y la toma de créditos en entidades bancarias.
En el país existen alrededor de 80 millones de tarjetas de crédito activas, que pertenecen a unos 23 millones de usuarios. De ese total de consumidores, casi la mitad tiene dificultades para cumplir mes a mes con el pago de las deudas, y es por eso que la mayoría de los que están en esa situación optaron por seguir financiando las compras con tarjetas y solo abonar el pago mínimo, una práctica que termina complicando aún más las finanzas personales de las familias por las altas tasas de interés que cobran las entidades emisoras de los plásticos y porque se entra en un círculo vicioso que puede demandar varios años para salir de él y saldar el total de la deuda. Distintas consultoras coinciden en estimar que, en promedio, la deuda de los consumidores argentinos es de unos 110.000 pesos, por lo que se advierte que una persona que esté en esta situación, tenga trabajo registrado y perciba haberes de casi 30.000 pesos mensuales necesitará al menos cuatro meses de su sueldo para poder salir de la trampa. De acuerdo a datos oficiales del Banco Central de la República Argentina el 52 por ciento de los varones adultos del país tiene algún tipo de financiamiento en el sistema, mientras que el 44 por ciento de las mujeres mantiene obligaciones con el sistema bancario. El dato, en rigor, refleja también las disparidades de sueldos existentes todavía entre uno y otro sexo, y el hecho de que las mujeres tienen en la actualidad una menor tasa de participación en el mercado laboral, que es de un 47 por ciento frente al 69 por ciento de los varones.
Quienes ya pasaron por varias crisis económicas del país recuerdan que antes la inflación licuaba el valor de las cuotas de las compras que se hacían, pero ahora lo que sucede es que la inflación licua el valor del salario, que no para de retroceder. En ese sentido, un estudio de la Universidad Nacional de Avellaneda explica que a fines de 2015 un argentino ganaba como mínimo 589 dólares, mientras que hoy gracias a las políticas económicas impulsadas por la Casa Rosada gana solo 384 dólares. Si se compara con los sueldos que perciben trabajadores de otros países de la región, según este mismo estudio, el salario argentino antes se ubicaba segundo detrás de Uruguay y hoy esta cuarto superado por Chile y Ecuador. Organizaciones que defienden los derechos de los consumidores remarcan que la pérdida en el poder adquisitivo de los salarios es la principal causa del aumento de la morosidad en los pagos de las tarjetas de crédito y los préstamos. Sobre ese tema aconsejan a los usuarios de tarjetas y también a aquellos que obtienen préstamos, que cuando se toma un crédito en cuotas, hay que ver bien cuál es la tasa de interés que se aplica y evaluar las posibilidades de pago, ya que la situación puede volverse difícil de manejar si los ingresos del deudor no aumentan en la misma proporción.
Existe, lamentablemente, una carencia en relación a la educación financiera de los consumidores y es evidente que es necesario avanzar en ese sentido para evitar que las familias, sobre todo aquellas con ingresos más bajos, se vean más perjudicadas por la prolongada crisis económica que atraviesa el país.