Victoria Curthoys, de 29 años, se lanzó a la aventura de conocer Tailandia y, en un intento por probar cosas nuevas, contrató un spa de peces para sus pies. Pero la experiencia fue desastrosa porque una infección le costó cinco dedos.
El spa de peces consiste en sumergir los pies en una pecera con ejemplares de la especie Garra Rufa, que se encargan de comer la piel muerta. El problema es que Curthoys tenía una cicatriz antigua en el dedo gordo que volvió a infectarse con el tratamiento, informó el sitio The Sun.
Curthoys, de Perth, Australia, se había cortado el dedo gordo del pie derecho en 2006 y, como no se lo hizo ver enseguida, se infectó hasta el hueso y los médicos tuvieron que amputarle la mitad.
En 2010, la joven viajó a Tailandia donde probó el spa de peces, pero los animalitos no sólo se comieron su piel vieja: también le dejaron el germen de una nueva infección. Para diciembre de 2012 los médicos habían tenido que amputarle el dedo gordo.
La salud de Curthoys mejoró notablemente tras la amputación, pero al poco tiempo la infección en los huesos volvió debido a la presión que ejercía cuando pisaba en los dedos restantes.
Poco a poco fueron enfermándose los demás dedos y para 2017 los médicos habían terminado por amputarle el dedo chiquito del pie.