La Grieta Y Los Caminos Que Estrechan Distancias

La lucha de clases, pulsiones políticas, miserabilidades, distintas miradas y el ideario colectivo con que cada uno construye su propia sociedad generan debates, distancias, divergencias, conflictos y luchas perennes. La vieja y única disputa que puede reconocernos en la disidencia, odiarnos en la distancia y construir en confluencias. Es el fiel reflejo de una sociedad. Son las bases institucionales, sociales y políticas donde descansa cualquier proyección y teoría, fuera cual fuere.

Las desigualdades canalizadas en la pulsión social y sus conflictos atacaron seriamente a los privilegios de clases altas que jamás resignaron sus horrendos privilegios. El peronismo nació, en términos genealógicos, de fuertes reclamos ante proverbiales desigualdades que en su paso por el poder avanzo en corregirlas tras luchas instauradas desde el poder. Conforme se lograba igualdad y equidad, la sociedad se separaba y sigue separándose en abismos desde los cuales surgieron, aún presentes, emergente de segregación, intolerancia y prejuicios que dificultan seriamente esos vasos comunicacionales entre sectores social vulnerables/pobres y pudientes. Los medios hegemónicos la llamaron GRIETA. La insondable GRIETA. La recuerda la historia en sus arcones, la testimonia el presente y emerge ante cualquier debate, aunque más no sea religioso o futbolero.

Lo que no parece tener fin y apreciable de lograr acuerdos conforme a estrecharla y soldarla, radica en varias teorías: la primera es que un sector de la sociedad se fagocite a la otra. La segunda radica en que la odiosa tolerancia evite agigantar odios y, la tercera, consiste en abrir vacos comunicacionales entre sectores que escasamente comparten idearios y valores.

Villa Guillermina acaba de inaugurar lo que la gestión Chávez llamo El Paseo del Chamamé. Construyó un bulevar en una de sus calles subsidiarias e ilustró con bustos de icónicos chamameceros, histografías de músicos y poetas del genero logrando el apoyo incondicional de cuanto vecinos se sienta participe de una identidad histórica que se forjó en los albores del siglo XX al recibir enormes caudales migratorios de la vecina provincia de Corrientes. Llegaban hacheros, sobrevivientes de sueños rotos cobijados ante la atracción del auge forestal volteando con sus hachas tupidos montos de quebracho.

Los sueños y el deseo nos impulsan a establecer luchas personales y/o colectivas. Las disidencias nos separan, las consecuencias nos albergan. La hermandad, la confraternidad, la solidaridad y la entidad cultural nos hermanan. La unidad en el ARTE nos cobija en sendas que ante los abismos emergentes, tejen pasarelas de apacible acercamiento estrechando frágiles puentes que acercan distancias y nos permiten miradas de reconocimiento.

Villa Guillermina acaba de inaugurar un bulevar que embelleció su estética. El Chamamé, como género musical y poético, logró un reconocimiento inesperado, sin embargo, valeroso y trascendente. La sociedad de nuestro NORTE tiene desde ese momento puentes más cercanos, desde el ARTE y la identidad, que confluirá en establecer bases y vectores que estrecharán espacios acercando distancias históricas para reconocernos en sendas comunes en un tiempo ulterior.

Huber Cracogna