La “librería más hermosa del mundo” es Argentina

La revista internacional National Geographic eligió a Gran Splendid , ubicado en avenida Santa Fe 1860, en Recoleta

La librería Grand Splendid, considerada como “la más hermosa del mundo” por la reconocida revista internacional National Geographic, es “un espacio cultural que se soñó hace 100 años con el mismo concepto que en 2019 se sigue ofreciendo, un lugar abierto donde la lengua común es la cultura”.

Así lo aseguró a la agencia de noticias Télam Juan Pablo Marciani, vocero de la emblemática librería porteña, instalada en el reconvertido cine teatro Gran Splendid que a principios de siglo pasado cambió el paisaje de la ciudad de Buenos Aires, sobre avenida Santa Fe 1860, en pleno corazón de barrio de Recoleta.

“Las conversaciones son silenciosas, como en una gran biblioteca, sin embargo, el espacio es tan cálido y acogedor que el café elevado en la parte de atrás de la sala cavernosa está lleno de clientes”, reseñó el mencionado artículo.

Para Marciani, en tanto, el principal atractivo es el edificio: “una sala de teatro estilo neoclásico renacentista, disimulada detrás de una vidriera convencional”, y cuenta sobre una especie costumbre o rito extendido entre turistas de todas partes, que “ingresan a la librería por primera vez con los ojos cerrados, alentados por la expectativa de la sorpresa”.

“La vidriera sugiere una tienda común, pero, una vez atravesada la puerta, la gente se encuentra con una librería de tres pisos de características arquitectónicas únicas, como su gran cúpula pintada, donde hay espacios para disfrutar de la lectura sin ninguna necesidad de consumo, un café muy grande y una sala para niños. Todo conservando el estilo original”.

La librería fue descrita en la National Geographic como “un sereno templo de libros” que se encuentra “en una bulliciosa calle comercial en el moderno barrio de Recoleta”, donde “la iluminación es suave, con detalles que muestran lo mejor de la artesanía de principios del siglo XX”.

El edificio, que se empezó a construir en 1917, se inauguró dos años después, como iniciativa del empresario austríaco Mordechai David Glücksman, quien encargó el diseño a los arquitectos Peró y Torres Armengol, y la construcción al estudio de Pizoney y Falcope.