Ariel Rolfo
Hay fechas festivas que iluminan el calendario de todas las religiones. El 25 de diciembre, marcado por la natividad del Señor, es una de las más emblemáticas en el mundo cristiano. Hay Navidades Blancas , luminosas, alegres, repletas de reencuentros, de abrazos, de regalos. Pero también existen otras Navidades Negras , oscuras, tristes, plagadas de sufrimiento y de dolor.
El contraste es brutal. Mientras algunos festejan en la calidez de la familia, con una cultura de efeméride espiritual pero consumista, otros no tienen más que la miseria cotidiana de un día más padeciendo la angustia que les impide ver un horizonte de vida cierto.
Los primeros disfrutan de cenas generosas, de luces artificiales que simulan una realidad luminosa. Los segundos en cambio tratan de sobrevivir a la desocupación, a la pobreza, a la marginalidad, a la indigencia.
El sufrimiento de los invisibles no aparece en las pantallas ni en las primeras planas salvo que medien actos de caridad, que muestren que sigue habiendo sensibilidad humanitaria en nosotros…
Esto es asi en realidad o es solo una hipocresía social que tranquiliza nuestras conciencias ?
Las empresas de los medios de comunicación, siempre alineadas con los intereses de los poderes económicos que usufructúan la realidad, prefieren generalmente destacar pormenores de la fiesta, el consumo y el mundo feliz. La Navidad para ellos es sinónimo de consumo, de compras de fin de año, pero esto esconde una falsa armonía periódica de un sistema que repugna y envenena la conciencia social con su indiferencia.
Pero la realidad de este pueblo, de este país, es otra. No es un día de festejo para muchos, sino un día más de resistencia por sobrevivir.
Sería bueno también que sea un día de toma de conciencia del humanismo cristino, de toma de conciencia política sobre la desigualdad que devora a los más vulnerables, de toma de conciencia sobre un país que una vez más ve cómo volvieron gobernantes crueles e inhumanos que promueven medidas draconianas que destruyen lo poco que queda del estado de bienestar social en el sistema.
La Navidad Negra es la que viven los trabajadores precarizados, los jubilados olvidados, los descastados de siempre. Esta Navidad está teñida por supuesto de la desgarradora indiferencia de las élites oligárquicas que en estos tiempos manejan un “muñeco fallado en su psiquis” al que operan desde las sombras, y bueno es aclararlo, si la Oligarquía Contemporánea Argentina son esos Grupos Económicos Concentrados que se enriquecen a la costa del hambre y la miseria del pueblo.
Los maniquíes políticos, con el auxilio de los eternos intelectuales orgánicos del sistema y tributarios del poder económico, repiten nuevamente su ciclo infernal: Martínez de Hoz con la dictadura militar, Cavallo con Menem y De la Rúa, Machinea con Macri, y ahora Sturzenegger con Javier Milei .
Esta Navidad Negra se vive hoy en la argentina bajo la opresión de un sistema autoritario, represor de la protesta social que se jacta del ajuste brutal que aumenta la injusticia y la pauperización social. Según datos de distintas instituciones el índice de desocupación, de pobreza y de indigencia aumento en la Argentina de Milei.
Este escenario de precarización socio-económica, lejos de mejorar como dice el perverso tiranuelo que tenemos como presidente, parece profundizarse con cada medida gubernamental que cercena cada vez más e impide el acceso a derechos fundamentales como el trabajo, la salud y la educación.
En otros lugares del mundo, particularmente en la tierra natal de Jesús, en Palestina, esta realidad perversa se repite aumentada superlativamente con una brutalidad que supera las fronteras de la razón.
En el Gueto de Gaza está aconteciendo el genocidio más feroz del siglo XXI el que es llevado a cabo por parte del estado israelí de manera sistemática, con una crueldad desmedida que supera incluso el aberrante genocidio del Gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial.
Según informes actuales oficiales hay centenares de miles desplazados, miles de detenidos y torturados, más de 100.000 heridos, más de 45.000 personas que han sido asesinadas en Gaza, donde la casi totalidad son población civil indefensa y muchos más morirán de hambre y enfermedades por el asolamiento a que es sometido Gaza por Israel, que impunemente sigue bombardeando indiscriminadamente y realizando una limpieza étnica del territorio que se publicita por la televisión israelí como un nuevo enclave a colonizar.
El sufrimiento humano alli es indescriptible y la bestial violación de derechos humanos por parte de Israel es indignante, mientras tanto buena parte de la comunidad internacional permanece muda, cuando no directamente cómplice de la brutalidad mostrando la hipocresía y doble vara del mundo occidental respecto de sus valores.
Los descendientes de aquellos que vivieron el Holocausto y que mantienen viva la memoria de las atrocidades cometidas por los nazis en su contra, se han convertido hoy en los victimarios que realizan una verdadero aniquilamiento físico del pueblo semita palestino. El Supremacismo Sionista ha llevado a cabo ya una masacre mayúscula, bajo el falso argumento de seguridad nacional y la lucha por la existencia de un «Gran Israel», intenta enmascarar en el proceso la limpieza étnica de un territorio a ocupar.
El Sionismo, esta ideología política supremacista con su delirio de expansión territorial, ha convertido a Palestina en un campo de concentración y exterminio a cielo abierto.
Los palestinos son, como los judíos en la Europa nazi, tratados como seres subhumanos, despojados de su dignidad y de su derecho a existir en su propia tierra.
Si la navidad es tiempo de reflexión podríamos preguntarnos en argentina:
Si Jesús, a quien festejamos en su natalicio esta navidad, en su sacrificio se inmoló para salvar a la humanidad en sus valores positivos y expiarla de sus pecados, la pregunta que surge con urgencia es:
¿Qué están haciendo los dirigentes argentinos para salvar a su pueblo?
¿Están dispuestos a inmolarse o mInimamente esforzarse por el bien común o solo buscan salvarse a sí mismos por medio de la burocratización política o peor aun directamente de mano de la corrupción ?
Y respecto a Palestina en el mundo occidental, líder de la democracia y de los derechos humanos, deberíamos preguntarnos:
¿Qué están haciendo los organismos internacionales ante tamaño genocidio ?
¿ Que están haciendo aquellos que se llenan la boca con los derechos humanos y la paz pero que en la práctica no mueven un dedo para detener la matanza y el exterminio que ocurre en Gaza, ni siquiera para sancionar en forma efectiva al estado responsable de esta masacre?
¿Es esto la hipocresía de la política internacional al servicio de la geopolítica de los poderosos?
¿El responsable es el Poder Permanente de las elites occidentales que desde las sombras son las que siempre dictan las reglas del juego mientras los pueblos sufren las consecuencias?
El pueblo argentino, al igual que el pueblo palestino, siguen siendo las víctimas de los intereses de las Oligarquías Locales, de las Elites Globales y del sempiterno Colonialismo Imperial.
En esta instancia extrema la pregunta a hacerse, quizas con un poco de inocencia y esperanza, es si sería posible que esta Navidad Negra de dolor y laceración de la dignidad humana alumbrara una oportunidad para dar nacimiento a algo distinto: el nacimiento de procesos políticos que realmente salven a los pueblos oprimidos , que cuestionen el dominio de las élites económicas, que se enfrentan con firmeza a la geopolítica genocida de los poderes imperialistas y que recuperen para los pueblos la dignidad perdida y los derechos más elementales.
Pensándolo bien creo que ese si sería un buen pedido para hacerle al Niño Jesús como regalo en esta navidad.
Ojalá que esta sea la fecha de un nuevo nacimiento de conciencia colectiva en el que nazcan procesos de transformación en donde los pueblos, como el argentino o el palestino, puedan encontrar el camino de la supervivencia y de la dignidad.
El destino de los pueblos hoy está en manos de los poderosos, pero también en la organización y el empoderamiento de los pueblos mismos que pueden ser artífices de su destino. Solo el pueblo salvará al pueblo dice la vieja consigna.
Ese tiempo hay que prepararlo y llegara pero hoy, como casi siempre, hoy es la hora de la resistencia… FELIZ NAVIDAD.