Un grupo de trabajadores del ingenio azucarero de Las Toscas sigue manifestándose en la ruta y solicitando ayuda conforme el abandono en que quedaron luego de ser excluidos por el gobierno nacional de los Intercosechas al tiempo que denuncian que la planta está siendo vaciada por el depositario – Del Fabro – del bien económico. El intendente Leandro Chamorro le concedió entrevistas y gestionó la presencia de ministerios de la provincia para el día lunes atento a lograr una solución a los obreros. Trabajadores indicaron que nadie llamó, nadie se interesó y de los legisladores «no se ha advertido el menor interés».
Es probable que haciendo cálculos estimados la cuenca cañera del norte santafesino haya sido una de las pocas actividades en el país que más subsidios recibió de los estados provinciales y nacionales. Es probable que la forma en que se distribuyeron esos subsidios millonarios presentado en un teórico de economía sirva de manera emblemática para afirmar lo que “no se debe hacer” atento a la historia que la Cuenca Cañera puede contar desde los años 90´a esta parte. Bajaron millones, sin embargo, jamás pudo estructurarse y fortalecerse en sus fibras dispositiva a la par que los ingenios se deterioraban, mermaba la calidad de caña al igual que sus hectáreas sembradas. Empobrecieron a productores e hicieron desaparecer decenas de miles de familias reemplazadas por tecnología cuyos fondos se lograban solicitándolas en nombre del sesgo social de la cuenca. Trazos gruesos de su historia reciente.
Lo más serio que se logró fue armar un plan estratégico, letra muerte que duerme el sueño de los justos. El grupo Colussi fue echado por la gestión Paduan y a su retirada se instaló SAPEM S.A. regenteada ante la presidencia de José Pablo Díaz que al compas de hacer dos zafras con producción records, hasta la fecha se espera la explicación y exhibición de balances que jamás aparecieron. Es de suponer que ambas zafras arrojaron ganancias por encima de los $ 150.000.000. Hoy pueblan reclamos y juicios de trabajadores y proveedores que no alcanzaron a cobrar sus haberes de la última zafra y el tema, sin más, pasó tristemente al olvido. Tres de sus actores principales acreditan propiedades que ante una denuncia judicial, les resultará enojoso y poco dúctil explicar la procedencia de los dineros con que adquirieron y pagan un nivel de vida no ostentado hasta antes de la creación de SAPEM
Los tristes y recurrentes conflictos que hoy presentan los vástagos residuales de la Cuenca Cañera no son ajenos a su pasado inmediato y no resulta explicable en la coyuntura actual. La creación de la Mesa del Azúcar – ACMA – que recibió 20 millones en carácter de subsidios con destino de ayuda financiera presta dineros a productores cobrando intereses similares a la banca oficial a una actividad que para su desarrollo enfrentó y enfrenta el más serio de sus problemas: NULA RENTABILIDAD. La provincia santafesina jamás puso en marcha un proyecto político conforme a articular actividad con la apuesta privada permitiendo, inevitablemente, que una sumatoria de individualidades ventajeras jueguen en el complejo tablero donde cada uno se salve a cualquier precio sumado a que el más poderoso se quede con la menguada rentabilidad del más débil.
De los 20 millones que recibió ACMA 5 de ellos fueron a parar a una empresa – Bioenergía Agropecuaria – de la que no se tiene claro su constitución societaria ni su conformación. Se dice hoy que su dueño es un señor de Rosario que acredita amplias extensiones de tierras con sembradíos – oleaginosas – que lo emparenta al actual gobernador Roberto Miguel Lifschitz. Una empresa de dudosa procedencia, hoy en manos de privados y cercano al gobernador recibe subsidios millonarios por parte del ministerio de producción de la provincia sin filtros, sin explicaciones y sin gestiones previas.
Una actividad condenada a su desaparición dado que con el tiempo no logró sumar las ricas y múltiples cadenas de valor que la actividad alberga hoy navega en el ostracismo sin despertar el más mínimo interés en foros políticos y provinciales. En pleno desarrollo de campaña electoral la ruta nacional N° 11 la pasada semana permaneció cortada por ex trabajadores del ingenio azucarero, aún así y bajo esa presión, lograron que algún legislador o titular de alguna cartera ministerial haya mostrado el mínimo interés en acercar alguna respuesta a la angustiante situación de los obreros y al desesperante rumbo que hoy presenta la actividad agroindustrial más importante que tuvo el norte en los últimos 80 años.
En Villa Ocampo su ingenio será reemplazado por un negocio inmobiliarios millonario que en estimaciones asciende a 500 millones de pesos. El flamante dueño lo adquirió por 6 millones. Antes y previo al vil negocio se desechó una oferta del empresario Snaider de invertir 40 millones que incluía ampliación de siembra. Quien vende una propiedad por 6 millones que devengará en breve 500 millones de ganancias es claramente un tonto en el mundo de los negocios o se camufla como socio encubierto de una maniobra financiera cuanto menos, reprochable desde aspectos morales.
Leandro Chamorro anunció una importante reunión que se concretará el lunes en el palacio municipal entre referentes ministeriales de la provincia, actores de la cuenca cañera – léase trabajadores – conforme a lograr alguna solución a 200 operarios que reclaman comida y una mínima estabilidad económica para sus familias ¿Quedará tiempo e interés por parte de legisladores y ministerios destinado a desarrollar una estrategia para reflotar una actividad agroproductiva industrial conforme a evitar su definitivo final?