¿Podría el Vaticano declarar santa a Eva Perón?

La CGT le hará este pedido a Francisco, al que se le atribuyen simpatías por el peronismo. Cómo es el proceso de canonización y qué requisitos son necesarios.

La CGT le pedirá al Vaticano la beatificación de Evita

Luego de anunciar la realización de un nuevo paro general para el 29 de este mes la CGT sorprendió con otro anuncio: que va a promover la canonización de Eva Perón, o sea, que el Papa la declare santa por su ayuda a los más necesitados y la reinvidicación de sus derechos, inspiradas en la doctrina cristiana.

Acaso el hecho de que actualmente quien ocupa la cátedra de Pedro sea un argentino al que se le atribuyen simpatías por el peronismo fue visto por la central obrera como una oportunidad. Además del hecho de que pasaron casi siete décadas de su muerte y ello permite una mirada con mayor perspectiva del personaje.

La solicitud, en rigor, no es novedosa. A los pocos días de morir Eva, en 1952, el sindicato de los canillitas le elevó una carta al Vaticano con idéntico pedido, que la Santa Sede, diplomáticamente, desestimó, más allá de que la segunda esposa de Perón estaba siendo “canonizada” popularmente.

Luego de que ella renunció a la candidatura a la vicepresidencia el entonces secretario general de la CGT, José Espejo, consideró el siguiente 17 de octubre, Día de la Lealtad, que la decisión tiene “la grandeza de los mártires y de los santos”. Al día siguiente fue “Santa Evita”.

Ahora bien: una causa de canonización es un proceso largo y farragoso que se inicia con la presentación del candidato en la jurisdicción eclesiástica donde este murió. En el caso de Eva, en el arzobispado de Buenos Aires, cuyo titular es actualmente el cardenal Mario Aurelio Poli.

Para que el arzobispado le haga lugar a la presentación hace falta una sólida argumentación. Si efectivamente eso ocurre, el candidato es declarado Siervo de Dios y en ese mismo ámbito se inicia un minucioso estudio de su vida y de su obra que incluye la toma de testimonios.

En caso de que el arzobispado considere sólidos los antecedentes gira el expediente a la congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, donde se vuelve a realizar un estudio del candidato. Si se comprueba que vivió las virtudes cristianas de modo heroico es declarado “venerable”.

Luego, si se establece que Dios obró un milagro por intercesión del candidato – en general, una curación inexplicable para la ciencia, que exige un dictamen de una junta médica del Vaticano -, es declarado beato. Si se comprueba un segundo milagro, es proclamado santo.

En el caso de que el candidato haya muerto asesinado y en la causa se comprueba que fue por “odio a la fe”, no hace falta el milagro para ser declarado beato. Es lo que ocurrió hace poco con el obispo Enrique Angelelli, dos de sus sacerdotes y un laico, asesinados durante la última dictadura.

Es cierto que un Papa puede eximir de la exigencia del milagro. De hecho, Francisco lo hizo en el caso de Juan XXIII. Pero -dicen los expertos- se trata de una cuestión absolutamente excepcional que no puede tomarse como un antecedente válido para un eventual proceso a Eva Perón.

De todas formas, y más allá de toda valoración de la vida y la obra de Evita, su trayectoria no cumple con dos requisitos básicos, según los especialistas. Porque, puntualizan, no era una católica practicante, ni observaba la ortodoxia doctrinal.

Huelga aclarar que la beatitud y la santidad no son premios o condecoraciones, sino el reconocimiento de un categórica religiosa. Y no alcanza con que el candidato haya creído en Dios y su obrar inspirado en la doctrina cristiana.

​ Nada de esto, claro, le quita a Eva el mérito que le atribuyen sus simpatizantes.