La generación de dirigentes políticos que, por un lado, reclamaron al general alejarse de la derecha siendo fuertemente reprimidos en sus dichos tanto como aquellos que incorporaron un termino que fue misticismo de época en los 70´. Quienes se identificaron con la frase: “Les digo a aquellos imberbes”, hoy ven azorados y con profundo desdén, que la mentada transición o el trasvasamiento generacional quedó entrampado en un concepto que fue trampeado o muy mal preparado en su aplicación.
Latiguillos tales como “En Este Comedor Usted Comerá Como En Su Casa”, se antepone a una lógica elemental. Decido salir a comer a fuera porque no quiero comer en mi casa y mucho menos, como en mi casa. Lo funcional de una estupidez que se convierte en eficaz, aplicada a la invitación de lograr votos para direccionar destinos colectivos y de pueblos, automáticamente, nos obliga a comprar una herencia insensata que solo nos invitan a desandar enfrentando un único destino: la proverbial decadencia y el sentenciado fracaso.
Los vicios de “la política” que, en realidad, son vicios de los políticos – la política alberga causa nobles y rigurosas -, desvirtuó excelsos discursos y tradicionales partidos. Tal parece, presentar inexpertos pubertades carentes de cualquier formación – aun de la más elemental – juzga este tiempo pletóricos de protagonistas, a cuya generación, Perón les recordó que existen jerarquías, trayectoria y construcción; el resto está muy por debajo de atajos, oportunismos berretas y de salvadores juveniles. El peronismo ocampense se convirtió en un juvenil zoológico.
En un tiempo donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, con gerentes que no terminan de irse presentan una alternativa del justicialismo ocampense que, de la mano de la sangre nueva, garantizan un funesto entierro de ideas e idearios que prosternan al tradicional partido a huir de cualquier construcción y alternativa. El Bestiario Electoral es de acceso INEVITABLE.
Siguiendo sus declaraciones en medios periodísticos y otros no tan perfilados, cuesta horrores discernir entre un discurso oficialista y lo que no debería ser. Se confunde criticas con alternativa; homogeneidad con heterodoxia y lo que es peor, funciones y eficacia intrínsecas con responsabilidad política. Le hablan a un público homogéneo sin reconocer matices: convencidos, creen que cada quien, según su estamento y pertenencia social, todos demandan lo mismo y se contentarán con promesas de honestidad y explicaciones teóricas extraídas de redes sociales y charlas de esquinas bajo el influjo del alcohol y el humo de marihuana procesada en viveros artesanales.
Las generaciones formadas, que comprende a gran parte de esta sociedad, azorado y espantados son asaltados por un estupor que se descubre en un coctel magnificado por el vedetismo, discursos plásticos y estupidez inmanente.
Averíguame cuanto nos cuesta no ir a votar. Pago La Multa.