Al ser apartado bajo circunstancias poco clara, la empresa que explotó el ingenio azucarero hasta el 2012 – INAZA – fue reemplazada por una SAPEN ante la participación mayoritaria del estado, trabajadores y productores. Los dos años de zafra fue trazado por decisiones y comportamientos que hacen suponer destinado a extraer el mayor valor de recursos mientras se pergeñaba la desaparición definitiva de La Cuenca Cañera. A 10 años de la ultima zafra, y en perspectiva, quedan algunas asombrosas verdades por contar, analizar y contextualizar. Los juicios millonarios están en etapa de sentencia y poco se sabe de dónde saldrán los fondos para afrontarlos.
Un emblema sinecdótico de lo que ocurría por aquellos años en que SAPEN se hizo cargo del ingenio azucarero luego de la singular retirada de INAZA que explotó la industria fabril por 9 años consecutivo, es lo que ilustra esta nota editorial: recibos de pagos de salarios que grababan descuentos ilegales y arbitrarios aplicados a todo el personal afectado a la zafra, por parte de una de las patas institucionales de SAPEN que tenía la responsabilidad de contratar, liquidar y pagar salarios quincenal y mensualmente. Esa era la entidad tal y como se advierte en la copia publicada: La Cooperativa de Trabajo.
Cooperativa de trabajo constituida a tal fin integradas por trabajadores, particularmente, sindicalistas. En su mayoría recibían salarios superiores a los $ 30.000 mensuales cuando un jornal pagado a un trabajador calificado del ingenio, no superaba los $ 5.000 mensuales. SAPEN fue integrada con la participación mayoritaria de la entidad municipal en representación del estado, dividiéndose lo restante de la torta entre acciones representativas de los productores y trabajadores, este ultimo sector, referenciada por la cooperativa ya mencionada. La entidad cooperativista era regenteada e incluso, puesto en la dignidad de sindico, un supuestos contador publico nacional que nunca acreditó su titulo habilitante. Se supone que jamás curso la carrera por lo que se pagaba por sus particulares servicios.
De ambas zafras – 2013/14 – existe un balance de dudosa veracidad que no cuenta con firmas de actores relevantes, particularmente, carente de la firma de los síndicos cuya composición se eligieron dos – actores – por cada sector. No existe una sola firma que avale la veracidad del balance en cuestión.
Zafras que por sus singularidades explica el cierre de la actividad cañera y la retirada de SAPEN que incluyeron desmanejos y abusos generando varios juicios por reclamos a malas liquidaciones, descuentos ilegales y una estafa a las cajas previsionales y sindicales que, aunque se descontaba al personal, jamás fueron depositados a los estamentos de estado e institucionales correspondientes. Juicio que lleva 10 años de haberse presentado la demanda y que, en la actualidad, esta en su etapa terminal que presume la obligación de pagar cifras millonarias a 11 operarios demandantes.
La demanda laboral afecta nombres y apellidos de integrantes de la cooperativa de trabajo sumado a otros actores de SAPEN y otros responsables nominados y calificados en sectores administrativos de ambas zafras. Nos reservamos los nombres afectados al pago de este juicio en nuestra privacidad.
El juicio al que hacemos referencia es la única demanda existente en la actualidad referido a ambas zafras que culminaron con la actividad cañera. Paralelamente se abrió un expediente referido a la quiebra de INAZA, en cuyos actores – acreedores – no se registra la acreditación de ningún trabajador del ingenio, temporal o permanente.
Una extraña quiebra que determinó el final de una actividad fabril que, según la quiebra y su proceso, no tenía un solo trabajador activo. Queda por preguntar cómo y de qué manera operaron con engaños y extorciones las mafias y buitres que siguen revoloteando por encima de casas, edificios, galpones y predios dejando a los actores mas importante fuera de cualquier justo reclamo.
Otras de las tantas estafas millonarias de envergadura que se naturalizaron en nuestro norte.