El departamento Vera es el más grande de la provincia y pareciera que los problemas van de la mano con su tamaño. Han ocurrido hechos trascendentes la última semana: dos comunas (Golondrina y Cañada Ombú) decidieron patear el tablero y en las elecciones de comisión quedaron armadas de una manera diferente a lo que el voto popular eligió.
Ambas comunas son de tres miembros de comisión y sus respectivos tesoreros decidieron votar en contra a quien acompañaron como presidente en sus propias listas, algo totalmente legal pero que no deja de ser curioso y que invita a pensar qué habrá tras bambalinas.
Pero esta crisis de principios y de falta de formación política no es el resultado de la inmediatez en la que vivimos inmersos. Existen ciertos personajes como el Senador Sosa que minaron la vida política del departamento con chatez ideológico, con un pragmatismo gatopardista que reduce miradas a largo plazo y embulle desde una banca la patraña política. Sosa logró armarse de una corte de lenguaraces en cada distrito, a quienes contenta con dadivas y hace competir por el mejor chisme.
¿Alguien, alguna vez se preguntó porque el departamento Vera siempre sostuvo un atraso abismal en materia de salud con respecto a General Obligado, por ejemplo? El senador, es una especie de araña inversa, que desteje cada hilo del tejido social, con paciencia pero con odio, operó desde la gremial médica durante décadas, de la misma forma que desde su banca.
No resulta extraño que su contador, según trascendidos, le haya ofrecido una casa para que vote en contra a Andreu (presidente electo de Golondrina) a la tesorera de aquella comuna. Su naturaleza es esa: generar anti valores, reclutar aplaudidores reconocidos en sus distritos por inmoralidades que ocultan con el peso del poder, invertir en calumnias y contar con medios de comunicación que lo muestren con una imagen que le encantaría tener algún día. Siempre estuvo sujeto a las comisiones de salud del senado y los resultados obtenidos para el pueblo del departamento fueron nulos, al igual que en su paso por la gremial. Hoy, a un médico afiliado a esa mafia le retienen el 35% de su facturación.
Sosa es lo más rancio del pejotismo, esa derecha vengativa que se acoplará a los vientos que corren y no dudará en perseguir a personas, instituciones, incluso a quien considera compañeros dentro del movimiento para mantener el gatopardismo. Y ese rancio pejotismo lo empezará a lucir en los próximos días, cuando no se oponga a la ortodoxia liberal del macrismo inmerso en Milei y tampoco lo hará con el populismo de derecha del gobierno de Pullaro.