Se cumplen 50 años de un día glorioso para Vélez

Con la obtención del Nacional de 1968, luego de una apasionante definición. Un equipo que marco una época.

Hay acontecimientos que están guardados en la memoria, que permiten esbozar una sonrisa al recordarlos.

Hay fechas que permanecen indelebles pese al paso de los años. El 29 de diciembre de 1968 marcó a fuego una de las jornadas más gloriosas de la historia deportiva de Vélez: su primer título oficial, el puntapié inicial de un ciclo glorioso que vendría 25 años después. Se cumplen nada menos que medio siglo de la consagración en el Nacional de 1968.

Aquel torneo tuvo una definición apasionante. Racing y River llegaban a la fecha final como punteros, con Vélez un punto atrás. El fixture quiso que los líderes se enfrentaran entre sí, el que ganaba era campeón. Pero, empataron 1 a 1 y el Fortín, con el 2 a 0 ante Huracán provocó un inédito desempate entre tres equipos.

Eran los tiempos en que los títulos se los repartían los cinco grandes, por el gran poderío económicos. Un año atrás, Estudiantes de La Plata cometió la “osadía” de ser el primer “chico” en romper esa hegemonía.

El viejo Gasómetro de la av. La Plata, la inolvidable cancha de San Lorenzo, fue el escenario del triangular final. River ganó el primer partido 2 a 0 a Racing; el segundo entre Vélez y River fue 1 a 1, por los goles de Daniel Onega y José Luis Luna, partido no exento de polémica, por aquel remate de Recio al gol, que Gallo evitó con su mano lanzándose en palomita, hecho que no advirtió Guillermo Nimo, que años después justificó diciendo que la jugada estaba anulada previamente.

La consagración de Vélez llegó ya en las cercanías del nuevo año, cuando el 29 de diciembre goleó a Racing, 4 a 2 y sacó ventaja por mayor cantidad de goles a favor con respecto a River.

La definición fue a un minuto del final, Wehbe (goleador del torneo con 16) anotó el 4º que desató una euforia que se trasladó desde Boedo hasta Liniers. Aquel de Manuel Giúdice, era un equipo con todas las letras, inteligente y efectivo. Tenía picos altos en un gran arquero como el Gato Marín, su figura consular y emblemática era Daniel Willington, quien con su andar cansino y displicente, por momento, ponía la cuota de talento.Y por supuesto el aporte del Turco Wehbe, un auténtico goleador.

Fue el punto más alto en la gestión de uno de los dirigentes más honestos y capaces del fútbol argentino, como Don Pepe Amalfitani, quien a través de 30 años, sacó al club de la virtual desaparición para llevarlo al pináculo de la gloria. A 50 años, una vida, hoy es bueno recordar al equipo que inició el camino de una etapa mucha más gloriosa, que tuvo su punto cúlmine con la consagración en la Copa Intercontinental 1994.