Waldo Servián Riquelme, de 33 años, era intensamente buscado por Interpol acusado del femicidio perpetrado el pasado 16 de marzo.
Después de estar 50 días prófugo de la justicia, se entregó en Paraguay Waldo Servián Riquelme, un hombre de 33 años que era intensamente buscado acusado de descuartizar a Liliana González el 16 de marzo en la Villa 31.
Servián Riquilme tenía pedido de captura nacional e internacional, pero se entregó de forma voluntaria en la Defensoría Pública Penal de la ciudad paraguaya de Encarnación junto con su abogado, Alberto Caraballo.
“La entrega fue una decisión de mi asistido quien quiso ponerse a disposición de la justicia para responder por el hecho y ante sus hijos”, dijo Caraballo.
“Esperamos ahora que se inicie el proceso de extradición a la Argentina, pero no el breve sino el de los tratados internacionales que le da todas las garantías a mi asistido. La justicia argentina ahora tiene diez días para presentar el requerimiento”, explicó el letrado.
Sobre cuál será la estrategia de defensa o qué declarará Servián Riquelme cuando esté ante las autoridades judiciales de la causa, Caraballo respondió: “No quiero adelantar nada. Viajé sólo para acompañarlo y formalizar la entrega. No tuve la oportunidad de hablar con él sobre el hecho”.
Los detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, el juez Diego Javier Slupski y el fiscal Andrés Madrea, quienes intervienen en la causa, habían logrado reconstruir en los últimos días todos los movimientos del presunto femicida de la amoladora desde que cometió el crimen hasta que huyó a su país natal, donde estuvo 50 días fugitivo.
El problema radicó en que la búsqueda comenzó el domingo 17 de marzo, cuando ya había cruzado la frontera desde Misiones a su país natal, Paraguay.
“Nos llevaba varias horas de ventaja porque el crimen lo había cometido el sábado y se fugó ese mismo día”, dijo uno de los investigadores.
El sábado 16 de marzo, día del crimen, Servián Riquelme dejó a sus dos hijos al cuidado de su hermana, también domiciliada en la Villa 31, y por la tarde le pidió que los llevara la terminal de ómnibus de Retiro para despedirse de ellos porque tenía que viajar a Paraguay.
Los investigadores saben que ese sábado el imputado se tomó un colectivo rumbo a la provincia de Misiones y desde allí abordó un remís con el que quedó registrado cruzando a Paraguay a las 8.05 de la mañana del domingo 17 de marzo, cuando aún el cadáver descuartizado de su mujer no había sido hallado.