En la audiencia de hoy en la causa Feced III cuatro familiares de víctimas de Los Surgentes brindarán testimonios por la masacre cometida en la madrugada del 17 de octubre de 1976. En el Servicio de Informaciones, el centro clandestino de detención que funcionaba en Dorrego y San Lorenzo, siete jóvenes fueron sacados y llevados a la localidad cordobesa, donde los acribillaron. Permanecen desaparecidos. Cristina Costanzo, Analía Murguiondo, Daniel Oscar Barjacova, Sergio Abdo Jalil, Eduardo Felipe Laus, José Antonio Oyarzabal y María Cristina Márquez son los nombres de las víctimas cuyo asesinato por primera vez se trata en forma conjunta. Sus restos no pudieron recuperarse debido a que fueron llevados al cementerio San Vicente, en Córdoba, donde los incineraron en 1985. Declararán María Barjacoba, hija de Daniel y Cristina y ella misma secuestrada cuando era una niña; y los hermanos de tres de las víctimas: Francisco Oyarzábal, Marcelo Jalil y Marcelo Márquez.
«Es muy importante porque es la primera vez que se ha logrado, después de tanto tiempo, que los siete casos se tomen de manera conjunta. Nosotros comenzamos, con el Juicio a las Juntas en el año 1985, y continuamos siendo citados para dar declaraciones. Pero es la primera vez, ahora, en 2019, que se toman los siete casos juntos. Por qué es importante, porque fueron detenidos en el mismo lugar, en el Servicio de Informaciones y en la madrudga del 17 de octubre de 1976 fueron trasladados esos siete compañeros a la localidad de Los Surgentes y ahí, en un camino rural, fueron bajados y fusilados», relató Marcelo Márquez, que declaró por primera vez ante la Cámara Federal, en la causa 13, lo que se llamó Juicio a las Juntas, cuando tenía 17 años. Márquez destacó el trabajo de la abogada querellante Gabriela Durruty y su equipo, que representa a los familiares.
La primera en declarar será María Barjacoba, hija de Daniel y Analía Murguiondo. Ella misma sufrió privación ilegal de la libertad, además de la posterior muerte de sus padres.
Para los testigos de hoy, «la importancia política e histórica es que los siete casos sean tomados juntos, hasta ahora nunca hubo una razón lógica para desmembrar el caso, como pasó en Feced I», subrayó Oyarzábal. Y subrayó que la jornada de hoy «tiene una cuestón de reivindicación histórica, afectiva, porque se han tejido lazos afectivos en todos estos años, y también tiene importancia judicial porque es como debería haber sido desde el inicio».
La inusitada demora judicial de estos juicios impide que Nelma Jalil, señera fundadora de Madres de Plaza de Mayo en Rosario, pueda contar ante un Tribunal su incesante búsqueda de su hijo Sergio. Las entrevistas con obispos y sacerdotes que la engañaron, y la pesquisa personal que realizó para saber qué había pasado con Sergio. Nelma murió en septiembre de 2008, un año antes del comienzo del primer juicio oral y público por delitos de lesa humanidad en la ciudad.
En el juicio actual se investigan delitos de lesa humanidad contra 152 víctimas, perpetrados por la llamada Patota de Feced, por el nombre de quien fuera el jefe de la policía rosarina entre 1976 y 1978. Hay 13 ex policías acusados, ya que el número 14, el capellán militar Eugenio Zitelli, murió antes del comienzo del proceso oral y público, que tuvo tres postergaciones. El Tribunal es presidido por la jueza de Entre Ríos, Lilia Carnero, e integrado por Aníbal Pineda y Eugenio Martínez.
Se trata de la causa de mayor volumen, con más de 200 testigos que vienen declarando los miércoles en lso Tribunales Federales de Oroño 940.
«Lo importante es que no damos lugar a la impunidad, independientemente de que hayan pasado 43 años, estos juicios van a continuar y la idea es que esas personas puedan estar donde deben estar, que es en la cárcel común», afirmó Márquez, quien subrayó que la intención del actual gobierno nacional es «claramente la de lentificar los juicios, llegar al agotamiento».
Márquez expresó con claridad la actualidad de estos procesos de justicia. «A nosotros los familiares, este tipo de situaciones, a diferencia de lo que pueden pensar muchos de que nos va a desgastar, o de pronto que tenemos que olvidar y continuar adelante, es una forma de generarnos muchísima vida, porque aquella persona que solamente quiera borrar, ocultar, tapar, olvidar, solamente se acerca a la muerte y nosotros estamos muy lejos de eso», dijo.
Sobre la apropiación de esta causa por parte de buena parte de la sociedad, Márquez refirió al acto del último 24 de marzo. «En el escenario había una sola Madre de la Plaza 25 de mayo, Lila de Forestello, que estaba ahí como símbolo, porque muchas de las madres lamentablemente fallecieron, pero esa posta está tomada por los jóvenes. Entonces, eso es lo importante, porque es desde el lugar de la vida, de la reivindicación de ciertas banderas, pero fundamentalmente de la alegría de seguir viviendo, tener familia, continuar construyendo una sociedad un poco más justa, y por eso uno ve a 85.000 personas marchando al Monumento a la Bandera». Los testimonios comenzarán a las 10, y para escucharlos, basta con llevar el documento nacional de identidad.