El gobierno salió por unos días de las pálidas de una realidad cruda para engancharse y tomar protagonismo en un acontecimiento único, tanto como el que a fin de mes reunirá a los principales líderes mundiales en Buenos Aires
Futbolero como es, el Presidente no se iba a mantener ajeno en algo de lo que se siente parte. Fue sincero cuando dijo que prefería que ganara un brasileño, de modo tal de evitar el morbo de que la Libertadores se definiera en el marco de dos superclásicos; y es obvio que internamente esperaba que ese brasileño fuera Gremio, después de haber eliminado a River.
No lo dijo cuando el Millonario estaba con un pie afuera, después de perder el partido de ida en el Monumental, sino en la mañana de esa jornada, en una radio riojana. Un día antes también de que Boca se perfilara como favorito de la serie ante Palmeiras luego de los dos goles del ‘Pipa’ Benedetto. Como fuera, que uno de los dos equipos argentinos quedara afuera de la final iba a ser un alivio para las autoridades. Mauricio Macri lo planteó como una cuestión de ‘presión’, de ‘no dormir por tres semanas’.
Pero el fútbol tiene esas cosas y ha puesto al país expectante ante una final inédita, que plantea también un desafío en materia de seguridad y organización. Y puestos ante semejante hecho excepcional, no queda otra para todos que tratar de disfrutar de este evento histórico. Fue ahí que el gobierno, o mejor dicho el Presidente -porque su decisión fue individual, aseguran sus allegados-, se metió de lleno en un suceso del que estarán expectantes en el mundo.
Puede haber pensado Macri que esta era una oportunidad de resarcirse en parte de otra de las promesas que no ha podido cumplir. Que así como no supo vencer un problema ‘tan simple’ como la inflación, tampoco pudo cumplir con su deseo de que vuelvan los visitantes a los estadios. Se intentó, en la provincia de Buenos Aires dan fe de que se avanzó en ese sentido, pero camino a las elecciones se resolvió cortar por lo sano. Así y todo, se insiste con determinados partidos, y más de un centenar de encuentros con visitantes se llevan jugados en jurisdicción de María Eugenia Vidal.
En cambio en la Ciudad de Buenos Aires los visitantes lo miran por TV. Eso es algo que viene desde tiempos de Macri; por eso cuando el viernes temprano le preguntaron al ministro Martín Ocampo -hombre cercano a Daniel Angelici- sobre la posibilidad de que hubiera visitantes en los superclásicos, lo descartó. No había alcanzado a leer el tuit del Presidente, que anticipaba su deseo de hacer esta vez una excepción.
Horacio Rodríguez Larreta aún disfruta las mieles de los exitosos Juegos Olímpicos de la Juventud que pudo organizar. Y para los cuales tomó un riesgo extremo pues por primera vez en la historia la ceremonia inaugural no se hizo en un estadio cerrado. Si eso pudo lograrse con éxito, permitir la presencia de un puñado de hinchas de Boca y River en estadios ajenos no debería presumir un desafío imposible.
‘Es un riesgo innecesario, en vísperas de la realización de la Cumbre del G20’, se advirtió.
¿Argentina puede proteger a los líderes más importantes del planeta, pero no garantizar la paz en el Monumental y la Bombonera? Se ve que no, pues el Presidente terminó volviendo sobre sus pasos, dejando la decisión en manos de los presidentes de ambos clubes.
Como dijimos, tal vez nunca más se vuelva a dar un choque deportivo como los de las próximas tres semanas que mantendrán insomne a Macri; más improbable aún es que pueda repetirse en décadas la presencia en Buenos Aires de decenas de mandatarios, entre ellos los de las principales potencias. La ciudad estará blindada el 30 de noviembre, por eso será feriado ese día en el distrito. Un feriado que necesitaba una ley, pero el Presidente tuvo que disponerlo por decreto, pues el Congreso no se reúne.
Por decisión del propio gobierno, el Parlamento está abocado estrictamente al Presupuesto 2019, tema en el que surgieron algunos nubarrones el martes cuando Miguel Pichetto convocó a unos gobernadores para explicarles por qué quiere cambiar el proyecto de Bienes Personales aprobado en Diputados. Y los que fueron a la reunión le salieron con reproches y reclamos sobre el Fondo Sojero que este Presupuesto elimina. El rionegrino se fastidió con sus interlocutores y les cuestionó que no hubieran hecho esos planteos cuando el debate en Diputados. Ahora es tarde, hay un compromiso para que se apruebe sin reformas. Los votos están, serán entre 42 y 44 a favor.
Los que sí hicieron mucha bulla con el tema del Fondo Sojero son los intendentes bonaerenses, que vienen teniendo visibilidad desde la pelea por las tarifas. Los jefes comunales peronistas encontraron en el Fondo Federal Sojero otro factor aglutinante con el que hicieron causa común: llevaron la presión hasta el día del debate en Diputados, cuando se instalaron en los palcos del recinto para exigir el rechazo del Presupuesto. Esos intendentes participaron del ‘Lujanazo’ y no quieren perder protagonismo: la próxima cita será el 17 de noviembre para festejar el Día de la Lealtad Peronista, de modo tal de seguir calentando motores hacia 2019.
Por un instinto natural de supervivencia, esos intendentes están encolumnados detrás del proyecto presidencial de Cristina Fernández, no tanto por convicción, sino por la ambición de seguir en sus cargos. Es sencillo: la ex presidenta es la opositora con mayor intención de voto, no hay mucho más que discutir ante esa realidad. ¿Pero qué sucedería si prosperara el proyecto de Sergio Massa para desdoblar las elecciones locales -léase municipios- de los otros cargos?
La iniciativa del líder del Frente Renovador tiene por objeto evitar que los intendentes necesiten ir colgados de una boleta sábana con un presidenciable taquillero. El tigrense volvió a plantearle el tema a María Eugenia Vidal cuando se encontraron en la semana en la zona de Retiro. Para aprobar el endeudamiento de la provincia en $110 mil millones Cambiemos necesita una mayoría especial que no tiene y que espera le brinde el Frente Renovador, que se ha engrosado armando una suerte de interbloque con ex camporistas en la Cámara baja provincial. El plan canje está planteado; Vidal quedó en responder.
Por lo pronto, esta última semana se percibió cierto alivio en el vidalismo, luego de las señales de distensión que brindaron la gobernadora y el Presidente al compartir una reunión conjunta de gabinetes en Trenque Lauquen. Ya había habido alguna señal en el mismo sentido también en un encuentro del gabinete provincial del que participó Marcos Peña, sindicado como uno de los que habilitó la afectación de la provincia de Buenos Aires en el gran ajuste en ciernes, a instancias de los deseos de los gobernadores peronistas. En la semana se confirmó que los 19 mil millones que reclama Vidal llegarán de parte de la Nación a través de obras.
De todos modos, son varios los funcionarios bonaerenses que sienten que la Nación ‘los entregó’, como moneda de cambio en la necesidad de cerrar el acuerdo del Presupuesto. Pero no habrá ruptura; Vidal jugará siempre con Macri y por eso hizo difundir a través de un funcionario palabras suyas en las que descartaba una ambición presidencial. Un mensaje hacia la Rosada, y al Círculo Rojo, que la ve como el ‘Plan V’.
En la Casa Rosada no dejan de ver con cierta preocupación las encuestas que dan mal al Presidente, pero no se rasgan las vestiduras. Insisten en que falta mucho para las elecciones, y si bien admiten que este es el peor momento de la crisis, esperan que sea el límite de la misma. La apuesta está en que la estabilidad cambiaria se mantenga y que pasado el verano, con la confirmación de una buena cosecha y los dólares revaluados del campo, comience en marzo la curva ascendente.
Es en este contexto que Macri encontró en el superclásico la oportunidad de lograr un protagonismo que no esté circunscripto a la crisis. Una alternativa que también prueba con otros tópicos taquilleros para cierto electorado, en tiempos de ‘bolsonarización’, como puede ser la cuestión migratoria. Ya avanzó sobre ese tema en 2017, cuando el homicidio de Brian Aguinaco -un chico de 14 años, baleado por un menor de 15, también llamado Brian- generó gran conmoción y marchas en el barrio de Flores. El asesino fue capturado en Chile, adonde había ido a refugiarse con su padre, y acá un juez lo liberó y deportó a Perú.
El Presidente firmó el 30 de enero de ese año un decreto modificando la Ley de Migraciones para acelerar los procesos de deportación de los extranjeros que cometieran delitos, entre otros elementos.
Sin embargo el decreto fue declarado inconstitucional por la Cámara Contencioso Administrativa Federal en marzo de 2018. Habida cuenta de los múltiples guiños de Miguel Pichetto en ese sentido, el gobierno podría haber avanzado con una ley para reemplazar el decreto invalidado. No lo hizo, y ahora vuelve a menear el tema en los medios.