Termino la campaña. La realidad se impone y con una crueldad propia que interpela a políticas obsolescentes y laxas que permitieron comprimir tensiones que yo no están dispuestas a calmarse con dulces promesas y falsos debates. Villa Ocampo tiene una sola empresa que sostiene puestos de trabajos – 140 operarios – el resto de la sociedad vive de su jubilación, pensiones no contributivas, planes sociales y empleados públicos. Un mínimo porcentaje trabaja en el sector comercial – mal pagos y en negro – y un pequeño sector que comprende a emprendimientos familiares y micro pymes no desarrolladas.
Terminó la campaña y la realidad demanda respuestas con premura y perentorias. Lo urgente desmonta un serio problema habitacional que postula un creciente déficit que supera las 1.800 viviendas que se perfila como un problema histórico de complejidad inusual. Una desocupación que trepa y asciende a 6.000 personas económicamente activas que navega en la desesperanza, emprendimientos no registrados cuando no, en una amarga indigencia. Los delitos contra la propiedad se han incrementado y casos de consumo y venta de droga es ya la punta de un iceberg preocupante y sin soluciones en lo inmediato.
Un hospital de base regional poco equipado y poco eficaz debe atender a este mismo número de personas – 6.000 no mutualizada – a los que se agrega demandas de la región norte del departamento Obligado de poblaciones vecinas que arrojan iguales o peores valores sociales. Sin terciarios públicos ni universidades de ningún tipo, se advierte un escenario que lejos de invitar al desarrollo explica por donde se desangra nuestro norte santafesino y departamental: la inevitable emigración, particularmente, de jóvenes. Queda aquí una estructura social de familias tradicionales, jóvenes cuya edad es inferior a los 18 años, jubilados y pensionados ante una chatura social que registra potenciales de muy pocos jóvenes en edad de desarrollo económicamente activos.
Un intendente electo que asumirá el 10 de diciembre próximo que tendrá que enfrentar y cambiar radicalmente políticas obsolescentes aplicadas a problemáticas de larga data que, con el tiempo, sus demandas y complejidad, se acrecentaron notoria y exponencialmente.
Cristian Marega, no obstante, gobernará con un Concejo Deliberante a fin – mayoría absoluta – y una oposición de la que poco se espera sumado al acompañamiento del senador Orfilio Marcon y un nuevo gobernador que responde a su partido político – UCR-.
Situaciones complejas, dolorosas y problemáticas de vieja data. No faltarán puertas para golpear, ni ministerios donde presentar carpetas, pedidos y gestiones. Queda en tal caso, a la vera de un diagnóstico de precisión, prioridades correctamente establecidas demandando respuestas ante una gestión que aún no asume, y que sin embargo, ya es interpelada por la realidad y sus avatares.