Por Huber Cracogna
El corriente año – 2019 – nos invita a mirar en retrospectiva, perspectiva, memoria y espíritu crítico. 2019 es un año en que nos recuerda que 100 años atrás, comenzaban luchas obreras y quedaba al desnudo la explotación impune, la deshumanización capitalista imperial sumado a la complicidad política de una provincia que con su indecente mirada naturalizó estos proceso en nombre de avances industriales y tecnológicos ¿Qué cambió de aquel 1919? ¿Qué transformación y progreso imprimió al norte santafesino conjuntamente con el anclaje de paradigmas que aún hoy siguen abriendo interrogantes?
No solo las paradojas de la historia nos obligan a reflexionar sobre nuestro pasado. Sueños inconclusos, dilatados, olvidados ponen sobre relieve interrogantes de cuyos anclajes urdidos en la historia nos responde con ecos sonoros, acaso reflexivos facilitando respuestas. La historia recordada, transmitida en generaciones, la escrita y revisada sopesando documentación no solo persigue el objetivo de leerla y estudiarla: nos explica que los derechos ausentes son los dolores que nos quedan y padecemos.
En este 2019 nos separa 100 de las primeras revueltas obreras que comenzaron en la localidad de Villa Guillermina. La impunidad del poder colonial y la corrupción dirigencial taparon la muerte de 400 obreros masacrados acallando su voz conforme a aplacar futuras revueltas en la región y el país. El mismo año y las mismas circunstancias que tuvo presente a un joven teniente del ejército argentino mandado por el propio ejército a reprimir y matar, sin reparar en el numero de víctimas que el conflicto cobrese. La presencia de Juan Domingo Perón clamó las aguas, aplacó la represión logrando una mediación que si bien no terminó con el conflicto, evitó más muertes y desprecio. El foco insurrecto y revoltoso de Guillermina fue el polvorín que sacudió los privilegios de la oligarquía aristocrática de la argentina que coronó la creación de sindicatos, derechos a los trabajadores y la columna vertebral de un movimiento político que se creó en las calles un 17 de octubre 26 años después.
Casi un siglo antes, pueblos originarios eran masacrados por personal del ejército argentino y la policía santafesina. Cruz Polvareda fue un cacique caído en esa masacre; sus restos fueron a parar al museo arqueológico de La Plata que ante un decreto del Presidente Néstor Kirchner – 2006 -, terminó con la vergüenza centenaria de exhibición de huesos y restos de pobladores originarios. En este 2019, 100 años luego de las primeras rebeliones de trabajadores del quebracho, Cruz Polvareda será sepultado bajo un histórico quebracho en Villa Guillermina. Esta ceremonia se llevará a cabo el 18 del corriente en el pueblo forestalero.
Por décadas se mataron e hicieron desaparecer pueblos originarios en la región cuyas tierras estaban destinadas a la explotación del quebracho. La Forestal Argentina taló miles de hectáreas arrasando montes del chaco santiagueño/santafesino. Extrajo una materia prima única en el mundo. El valor producido y saqueado por esta empresa europea –Alemana/Inglesa – arriba a 4 mil millones de dólares. A Santa Fe solo le significó hambre, pobreza, miseria, represión y muerte.
La matriz ideológica aplicada en aquellos años no dista de cómo se justifican avasallamientos que en la actualidad se producen en la argentina y en gran parte de los países sudamericanos y subdesarrollados: quitar cualquier amenaza del medio que satisfaga las exigencias del poder económico. Extranjerización de la tierra. Primarizacion de la economía. Fuertes batallas culturales que afiancen el desapego por lo propio y nulo interés en despertar sentido de pertenencia y espíritu crítico.
Decenas de libros escritos que narran historias del norte de Santa Fe se basan en testimonios personales a lo que se lo llama “históricos”. Vecinos que ilustrados por su memoria repiten historias de abuelos, en general, de familias acomodadas en lugares de privilegios en tiempos de represión, muerte y saqueo. Gran parte de esos testimonios advierten sobre una mirada positiva y sobre evaluadas que asciende hasta de admiración por la Forestal Argentina. En los colegios de la provincia no incluye en su currícula educativa ningún material histórico bibliográfico sobre esos procesos solo recordados por el colectivo social. El periodista y escritor, Carlos Del Frade, denunció en conferencia de prensa que “le resultó difícil explicar y discernir sobre el Ocampazo” con alumnos de historia de la propia ciudad de Villa Ocampo.
A 100 años que nos distancia de aquellos procesos, gestas heroicas y épicas de una dirigencia obrera, sindical, política e, incluso, clerical, se advierte que la matriz ideológica, estratagemas y logística siguen intactas cumpliendo con el afianzamiento de paradigmas sociales que nos sojuzgaron como pueblos libres. La dirigencia política que hoy gobierna se encargó de ausentar representantes del centro norte de la provincia santafesina: de 50 bancas en la Cámara de Diputados de la provincia, a partir del 10 diciembre del corriente año, a una sola banca le cabe la responsabilidad de representar al 75 % del territorio santafesino y sus pueblos huérfanos.