Los pronósticos no estaban lejos de los vaticinios y mucho menos de la realidad plasmada en las urnas: los candidatos oficialistas con sus tres listas se comieron el 75 % del padrón escrutado; el PJ no superó el 20 % de los votos y los AUSENTES marcando una profunda y preocupante indiferencia supero el 50 % del total del electorado. Con un padrón de 16.800 electores, los votos escrutados apenas superaron valores superiores a los 7.000 emitidos.
Ante una ausencia proverbial de propuestas con discursos alejados de cualquier interés, los candidatos del oficialismo que, impulsados y bendecidos por Cristian Marega, Intendente, lograron superar el 75 % del apoyo escrutado en las urnas. De las tres listas en pugna, la liderada por Ignacio Blanco fue la favorita, quedando en segundo lugar Daina Ramírez con un 50 % menos, aunque le alcanza, aplicando sistema D’ Hondt para integrar la lista oficializada. No resulta alocado que esa lista encabezada por Blanco y secundado por Ramírez tenga todas las posibilidades de consagrar tres concejales, de los tres en punga en la renovación parcial del cuerpo legislativo local en las electivas generales que se celebrarán en el mes de junio venidero.
Queda por digerir una elección que no supero el 50 % de asistencia de electores, que, aunque pocos votos en blanco, tiene más de 400 votos anulados – 458 – del que poco se sabe su origen y explicación: gente no entiende el sistema o solo cumplió con votar anulando su preferencia de manera exprofesa. Es llamativo que candidatos del PJ sacó una cantidad inferior a los votos «anulados» de la contienda.
No lejanos de 15 años atrás, Cristian Marega debuta en una lista de candidatos a Concejal que terminó perdiendo con el primer triunfo que se anotaba el PJ de la mano de Gustavo Volkart. En perspectiva, los roles se han invertido, decididamente: Marega hizo carrera política mientras que Gustavo Volkart convirtió al peronismo en PJ S.A. repartiendo carguitos – Cámpora – y consagrando desvergonzados acuerdos vendettas con el mejor postor.
El contundente resultado que dejó esta elección solo perfila y acomoda espacios y socios en el oficialismo local. La Gran pregunta Gran, es en qué piensa utilizar esa diferencia el actual intendente Marega y qué prioridades establecerá a instancia de un triunfo que se vaticinaba fácil, sin embargo, dentro de sus propias huestes y socios múltiples, abre interesantes interrogantes a responderse en breve y en el mediano plazo.
En la comodidad del indiscutible ganador, contrasta en una derrota humillante del peronismo local que, regenteado por el Concejal Gustavo Volkart – debe abandonar la banca en diciembre – se deberá replantear estrategias y resignificar metódicas y, por qué no, actores – dirigente – destinado a no desaparecer en el triste olvido y en la vergonzosa humillación.
El PJ de Villa Ocampo deberá recuperar su discurso, renovar el compromiso llano y estrecho con sus votantes y reestructurar su proyecto de ciudad, liderazgos, territorialidad, equipos de trabajo y cuadros políticos.
La repartija de cargos y la timba de acuerdos, terminó. Definitivamente.